Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes de la XXIV semana del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Lc 7, 11-17.
El Evangelio de hoy es entrañable: presenta a un Jesús realmente humano.
Según leemos podemos descubrir un día más cómo es. Jesús se encuentra entre la gente, y se encuentra con un espectáculo realmente triste y angustioso: una madre, viuda, va a enterrar a su único hijo.
Lo primero, el dolor de una madre ante su hijo muerto. Es realmente patológico y antinatura enterrar a tu hijo.
Lo segundo, la mujer es viuda: se va a encontrar sin ningún apoyo de un varón, algo totalmente necesario para vivir. Ni esposo ni hijo. Su destino es la pobreza, la miseria y la muerte.
Ante el dolor intenso y la miseria prevista, Jesús tiene y vive una tremenda compasión. Y lo que va a hacer, devuelve la vida.
Hoy podemos ir leyendo este texto, y admirar como es el Señor.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco