Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado XXVII del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Lc 11, 27-28.
Una primera lectura de este texto nos hace plantearnos si acaso la Virgen María no hizo la voluntad del Padre, ella que creyó por la fe, que concibió por la fe. Santa María hizo, sí, la voluntad del Padre, y por consiguiente María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz al Maestro, lo llevó en su seno, y siempre vivió unida a Él.
El texto parece a primera vista despreciar a María, pero no es así. Nos llama a todos a sentirnos como ella: ser la familia de Jesús, la familia de nuestro Dios.
Pero hoy también me gustaría descubrir algo más: el Señor Dios nos llama a formar parte de su familia porque nos ama. Podemos hoy sentirnos amados por Él como Jesús ama a su familia, como el Señor ama a su Madre.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco