Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo XXXII del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Día 9 de noviembre, Santa María la Real de la Almudena.
Lecturas: Juan 19, 25-27.
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: —»Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: —»Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Estamos en un momento dramático y profundamente doloroso: el Señor Jesús colgado en la cruz, agonizando.
Más allá de su dolor, se fija en dos que le están acompañando, que están sufriendo con Él profundamente, su Madre y Juan, su discípulo amado.
Y sabe ver mas allá de su dolor: ve el sufrimiento de estos dos. Da palabra de consuelo y de apoyo, y encarga al hombre que cuide de la mujer. Y a esta, del hombre.
Hoy podemos contemplar así al Maestro: el hombre siempre preocupado por los demás. Y a la mujer, a María su Madre y nuestra Madre, la mujer fiel, siempre abierta a la voluntad de Dios.
Aprendamos de ellos.
José Luis, vuestro Párroco
