Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana XVII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Gen 18, 20-32; Sal 137; Col 2, 12-14; Lc 11, 1-13.
Hoy las lecturas nos invitan a descubrir la oración desde la confianza en Dios.
Si nos fijamos en el Evangelio, podemos descubrir la experiencia de Jesús: Él es el hombre orante que ante la petición de sus discípulos les descubre su propia experiencia de confianza en el Padre. Jesús es un hombre orante que se mueve mucho más en vivir la confianza que en pedir. Pide, pero sus palabras reflejan más confianza y ternura que peticiones.
Sus palabras descubren a un Dios que le escucha, en quien pone su vida, proyectos y sentimientos. Un Dios dispuesto al perdón, como descubre el diálogo de Abraham, y que, como dice el salmo, cuando le invitamos, nos escucha.
San Pablo en su carta nos recuerda la obra de Dios: nos llama a la vida desde la entrega incondicional de Jesús.
Hoy podemos descubrir una vez más a Jesús, y pedirle que nos empape de su ser, de su experiencia, que vivamos unidos a El, y, por tanto, como Él, unidos al Padre que tanto nos ama.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco