Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles semana XVIII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mt 15, 21-28.
Es curioso el entorno que nos propone Mateo para este acontecimiento.
Jesús se encuentra fuera de la tierra santa, en Fenicia, el actual Líbano, con una mujer (con todo lo que ello significa), que además es pagana, no judía.
El Señor no la hace caso ni tan siquiera a partir de las recomendaciones de sus discípulos.
Pero cuando ella le muestra su confianza y fe, Jesús es «vencido».
Tal vez hoy Mateo nos quiera revelar así a Jesús: el Dios que puede aparentar estar sordo, pero que simplemente nos pide confianza en Él.
A la vez, podemos ver un destello de la humanidad de Jesús, Dios encarnado: tuvo que crecer y madurar, como todo ser humano. Un Dios realmente hecho hombre. Hecho hombre por amor a la humanidad.
Podemos leer despacio este pasaje, y pedirle que nos permita ir siendo como Él.
José Luis, vuestro Párroco