Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles XXIII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 6, 20-26.
Lucas nos propone sus bienaventuranzas, más reducidas que las de Mateo, a la vez que «maldice», o advierte a quien no vive esas bendiciones.
Las bienaventuranzas son un reflejo, igual que las de Mateo, de cómo es el Señor. Hoy el Señor Jesús a través de estas bendiciones y maldiciones, se revela como el pobre, aquel que pone su confianza en Dios, no en sus riquezas y capacidades; como el hambriento, víctima de la injusticia humana; como quien sufre con esperanza; y como aquel que por ser fiel al Evangelio o proyecto de Dios es perseguido por el mal.
Cuando leemos estas sentencias, realmente estamos leyendo una descripción de cómo es el Maestro. Podemos leer despacio estas frases, y contemplar cómo es Jesús.
Pidamos al Señor que nos transforme poco a poco en cómo es Él, ya que habita en nosotros. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco