Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves XXIII del Tiempo Ordinario.
Día 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de María
Lecturas: Mt 1, 1-16.18-23.
El año pasado me detuve en la genealogía de Jesús. Este año, en la Anunciación del nacimiento de Jesús a José.
El Señor Dios desea con todo su corazón, si podemos hablar así, la salvación del género humano.
Ahora bien, si Dios nos llama a la vida sin nosotros, desea salvarnos contando con nosotros. Así, cuenta con José, y cuenta con María. El Creador que ama apasionadamente a la creatura, y cuenta con ella.
Así, nos cuenta San Mateo, María espera un hijo por obra del Espíritu, y José, realmente un hombre lleno de Espíritu, se abre a Él. Es un hombre justo y bueno, no desea que a la mujer prometida a él le pase nada malo, pero, a la vez, busca, y obedece, se fía de Dios.
Hoy podemos contemplar por un lado, ese deseo de Dios de salvación. Y por otro, la respuesta de estas dos personas abiertas a Dios, que buscan el bien.
Leamos este pasaje evangélico, y estemos con Dios.
José Luis, vuestro Párroco