Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles XXVIII del Tiempo Ordinario.
Lectura: Lc 11, 27-28.
Día 12 de octubre, fiesta de Nuestra Señora del Pilar.
El otro día me fijaba con este Evangelio en la respuesta de Jesús, hoy me quiero fijar en el comienzo: Jesús en la muchedumbre.
El Señor hoy se nos revela «metido» entre la gente, enseñando y hablando.
Nuestro Dios no es alguien que se aparece, y exige culto y sumisión, sino que se introduce en la vida, se «mete» en el espesor de la realidad, y desde ahí, enseña, da paz, «desde el interior»
A la vez, es una mujer quien levanta la voz. En un tiempo en que la mujer es una propiedad del padre o del esposo, o hasta del hijo, Jesús da tal libertad, que una mujer se atreve a alabar al Maestro y hasta a su Madre.
Hoy podemos contemplar así a Jesús, nuestro Dios: Él que se introduce en nuestra vida, tanto que se va a hacer uno como nosotros, y a la vez, como quien da la libertad, la plena libertad.
Fijémonos hoy en María, y contemplemos a su hijo, nuestro hermano. Elevados sobre un pilar para que los contemplemos.
José Luis, vuestro Párroco