Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo I del Tiempo de Adviento. Ciclo A.
Lecturas: Is 2, 1-5; Sal 121; Rom 13, 11-14; Mt 24, 37-44.
Comenzamos el tiempo del Adviento. Y lo comenzamos con esa invitación del Señor a estar en vela. ¿Esto qué es? Vivir la misma actitud del Señor de estar atento a la presencia de Dios en la vida.
Clásicamente se suelen entender estas palabras como estar preparado para la muerte. Sin embargo yo creo que se revela una actitud fundamental de cómo es Jesús: estar en vela, vigilante, para descubrir la presencia del Misterio en la vida.
Vivir el Adviento es reconocer que el Señor vino, viene y vendrá, es reconocer que el Señor está. Y es vivir esa gran esperanza: la Presencia viva y plena del Señor. Subir al monte del Señor es buscarle en la vida, sabiendo que Él llama a todos los pueblos; es estar atentos a vivir como indica Pablo en la carta a los Romanos, vivir en dignidad. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco