Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la semana IV de Cuaresma. Ciclo A
Lecturas: 1 Sam 16, 1. 6-7.10-13; Sal 22; Ef 5, 8-14; Jn 9, 1-41..
Hoy todos los textos nos revelan a Jesús como la luz.
Primero, el profeta nos indica como ve Dios: el corazón, no las apariencias.
El salmo nos revela que el Señor nos acompaña, camina con nosotros, nos cuida.
Pablo nos revela a Dios como la luz, y nos invita a ser hijos de la luz y la verdad.
San Juan aprovecha la narración de la curación del ciego para hacernos «ver» que Jesús es nuestra luz.
El Señor se revela como la salvación, la curación y la luz. Al contrario de los fariseos, arrogantes y soberbios, intransigentes y duros, Jesús se muestra cercano, comprensivo, sanador, y humilde.
Podemos leer este Evangelio, visionarlo, y descubrir un día más como es el Señor.
Dios, nuestra luz.
José Luis, vuestro Párroco