Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado de la Octava de Pascua.
Lecturas: Mc 16, 9-15.
Un Evangelio muy sintético, como es Marcos, pero con un profundo mensaje.
Jesús hoy se nos presenta fundamentalmente vivo: con Magdalena, con los dos que se marchan (¿serían los de Emaús?), con los once. Y acaba por enviarlos: la misión de los discípulos es la misma misión de Jesús: anunciar el Evangelio.
Pero, además, se aparece a los once en torno a la mesa, con todo lo que ello significa: compartir el amor, compartir la vida.
Podemos hoy contemplar así este pasaje evangélico: Jesús está vivo, desea compartir con nosotros su propia vida, y nos envía a anunciarle allí donde estemos.
Vivamos con Él.
José Luis, vuestro Párroco