Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes de la semana IV de Cuaresma. Ciclo B.
Lecturas: Jn 5, 1-3.5-16.
Es sorprendente como se da a conocer el Señor en este pasaje evangélico.
Lo primero que vemos es que Jesús se hace presente en su pueblo, en sus costumbres, y se acerca a alguien. Le plantea lo que más añora: poder sanar. Jesús da respuesta a los interrogantes y anhelos más profundos del ser humano.
Lo segundo es el poco deseo de hacerse notar: se «disuelve» entre la gente, no hace aspavientos, tampoco llamadas de atención aparatosas. Dios actúa en lo sencillo.
Y lo tercero es la ultima recomendación: no peques, no te alejes de Dios.
Podemos hoy contemplar a Jesús acercándose a casa uno de nosotros, y respondiendo a nuestros anhelos más profundos, anhelos de paz y de sentido.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco