Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves de la semana IV de Cuaresma. Ciclo B.
Lecturas: Jn 5, 31-47.
Podemos hoy distinguir tres grandes revelaciones en este texto evangélico: la profunda comunión entre Jesús y el Padre, las obras que realiza, y la presencia de la gloria, el amor, del Padre en el Señor.
Según vamos leyendo el texto, Jesús nos va haciendo ver esa intensa comunión entre el Padre y Él.
Una comunión que le da vida, y que le lleva a realizar «grandes obras», que van más allá de los milagros o signos, es el aumento de la confianza en el Padre y en Él.
Vivir la gloria de Dios es vivir su presencia , su amor, es ir construyendo el Reino, el mundo soñado por Dios.
Por eso nos hace falta vivir unidos con Jesús: para descubrir quién y como es, e ir siendo cómo Él. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco