Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la II semana de Pascua (Ciclo B).
Lecturas: Jn 20, 19-31.
El Señor Jesús hoy se da a conocer estando muy presente en la comunidad de sus discípulos: encerrados, con miedo, confusos, fracasados, avergonzados.
Sin embargo, el Señor se hace presente; lo primero que hace es desear la paz. No hay reproches, no hay advertencias…tan solo les desea la paz, y hasta les da su propio espíritu, lo más íntimo suyo, simbolizado en su aliento.
También se da a conocer como Él que les conoce: sabe la incredulidad de Tomás. Jesús «no estaba» cuando Tomas afirma no creer a sus compañeros, pero sabe bien su opinión: le conoce…y si estaba.
Podemos leer este pasaje despacio, visualizar el acontecimiento, «ver y oír» a Jesús, y sentir como a pesar de las debilidades y fragilidades de los discípulos, que son también las nuestras, Jesús les desea, nos desea, la paz, su paz.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco