Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves de la VII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Jueves después de Pentecostés, Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
Lecturas: Mc 14, 12a. 22-25.
Jesús es sacerdote, víctima y altar: se ofrece a si mismo.
Me gustaría quedarme con una pequeña expresión de este Evangelio tan admirable: sangre derramada.
La sangre es ese líquido que recorre todo nuestro cuerpo, que lleva nutrientes y oxigeno a todas las células de nuestro organismo.
Así es Jesús: recorre todo nuestro ser, nos lleva la capacidad de la vida, y se da por amor totalmente: es sangre derramada por nosotros.
Hoy podemos leer este pasaje evangélico, y pedirle que nos dejemos inundar por Él, llenarnos de sus nutrientes, y descubrir el amor que le mueve a entregarse totalmente por todos.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco