Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves de la VIII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Mc 10, 46-52.
Un texto evangélico para visualizar e introducirnos dentro de él.
Podemos hoy imaginar al Señor entre un grupo de personas, caminando con ellas, charlando, riendo… Van por un camino…
Y, al margen del camino un ciego pidiendo limosna. Está al borde, al margen. No puede vivir una vida normal, es, en el sentido más amplio de la palabra, un marginado.
Ante el paso del Señor, grita y grita…le regañan, pero sigue gritando…hasta que es escuchado.
Hoy podemos contemplar así al Señor: inmerso entre la gente, sabe escuchar las voces, se detiene, pregunta, comprende, salva, reincorpora a la vida.
Y podemos también tener la certeza de que aunque a veces parece que no nos escucha, Él está atento a nuestra voz.
José Luis, vuestro Párroco