Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles de la VIII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Mc 10, 32-45.
Es tremendo este Evangelio. Por cómo Jesús se nos revela, y por cómo reaccionan sus discípulos: no se enteran..
El Señor hoy se nos revela conociendo su destino, sabiendo que le puede pasar, y encaminándose hacia ello. Aunque tenga miedo por lo que le pueda pasar, va hacia adelante en su coherencia. Jesús, el hombre íntegro y coherente.
Además, manifiesta una vez más su estilo y cuál es la esencia de su vida: amar y servir.
Los discípulos no entienden, hasta tienen reparo y miedo, sin embargo, el Señor no deja de enseñar, e insistir en el sentido de su vida.
Podemos hoy leer este pasaje evangélico, visualizar al Señor, y dejarnos empapar por su mensaje: amar y servir hasta el final.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco