Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes de la XII semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
Lecturas: Mt 8, 1- 4.
Es entrañable hoy contemplar las actitudes de Jesús, y del leproso.
El hombre enfermo presenta una actitud confiada, respetuosa, valiente. Un leproso, en aquel tiempo, es un hombre maldito, que no se puede acercar a nadie. Este hombre, sin embargo, se acerca, se postra, y pide. No impone, suplica. Pero de forma muy confiada. Sabe que no lo puede hacer, hasta que puede morir; también sabe que si el Maestro Jesús no quiere, su enfermedad es mortal e inhumana, y morirá solo, pudriéndose lentamente. No obstante, confía. Se acerca y pide.
Jesús deja que se le acerque, que exprese su petición, y salva. Y también actúa en contra de lo establecido: le toca. Jesús, el Dios compasivo de toda condición humana,por encima de prejuicios.
Por último, el Señor no busca la fama, ni el reconocimiento: “no se lo digas a nadie”. Y vuelve a someterse a la costumbre: “ve al sacerdote”
Hoy podemos visionar este acontecimiento, descubrir el diálogo, como se acercan, que hablan…meternos dentro del relato, y saborear y vivir a Jesús.
José Luis, vuestro Párroco