Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes de la Octava de Pascua.
Lecturas: Jn 20,11-18.
El encuentro con Magdalena es entrañable. Altamente entrañable.
Jesús hoy se nos revela de forma muy humana.
Magdalena le quiere tanto que está muy angustiada porque no encuentra su cuerpo. Tan angustiada que ni tan siquiera una aparición de ángeles le llama la atención. Ella busca al Maestro.
Cuando el Señor la llama por su nombre es cuando ella le reconoce. Jesús la conoce bien, sabe llamarla.
Hoy se revela así el Señor: nos llama por nuestro nombre, sabe quién somos, nos conoce.
Hoy podemos visualizar este relato, contemplar como el Maestro conoce a esta mujer, y sentir que Él nos llama por nuestro nombre porque sabe muy bien quién somos.
José Luis, vuestro Párroco