Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo IV de Pascua.
Lecturas: Jn 10, 27-30.
Estamos ante un texto muy breve, y muy maravilloso. En muy pocas palabras, Jesús se nos revela extraordinariamente.
La palabra «conocer» en la Escritura es impresionante: no solo es saber intelectualmente, sino amar entrañablemente.
Lo primero que nos dice Jesús es que nos ama sin condiciones, «nos conoce», conoce a los suyos.
Lo segundo es que nos da la vida. Una vida que nada ni nadie nos puede arrebatar.
Lo tercero es que somos «don del Padre», un regalo amado de Dios para Jesús.
Y lo cuarto es que el Señor está unido en plenitud con el Padre, con el Misterio de la vida y del ser.
Hoy ante esta lectura podemos descubrir un día más ese amor que brota del Señor hacia cada uno de nosotros, «sus ovejas», y pedirle que nos dejemos inundar por él.
También podemos, además, visualizar una imagen de Jesús, Buen y Único Pastor, y sentir que somos esa oveja, ese animal, que tiene entre sus manos, al que abraza y quiere. Sintamos ese amor intenso de nuestro Dios.
José Luis, vuestro Párroco