Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles de la semana XVIII del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Día 6 de agosto, la Transfiguración del Señor.
Lecturas: Lc 9, 28b-36.
Creo que se nos pide una mirada contemplativa para admirar a Jesucristo como el Salvador del Mundo.
Todo el relato nos habla de una tremenda experiencia de fe de los Apóstoles con Jesús: le descubren como Señor.
Jesús hoy con este acontecimiento se nos revela como Salvador, fruto y conclusión de la promesa del Padre a su pueblo, en sus profetas y en su vida, en su historia. Por ello está entre Elías y Moisés.
Pero también se nos revela asomándose al Misterio: el mismo Señor brilla, es la luz, y la voz de la nube le reconoce como Hijo. No solo le reconoce como tal, sino que nos invita a admirar y a escuchar.
Hoy podríamos leer despacio este relato, admirar a Jesús, y desear estar siempre con Él.
José Luis, vuestro Párroco