Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes de la semana XXII del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Lc 5, 33-39.
Los fariseos y el propio Juan proponian el ayuno: el valor del sufrimiento y dolor, para far «lastima a Dios» para conseguir su favor.
Jesús, en cambio nos propone una historia de amor: el culto en espíritu y verdad al Padre es vivir el amor con Él: nos amó primero, no deja de amarnos, y nos invita a vivir amándole.
Por eso el Señor frente a los fariseos, usa el símil de la boda: el novio que ama, que nos ama.
Hoy podemos contemplar así al Señor: Aquel que no deja de amarnos.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco