Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo XXVI del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Lc 16, 19-31.
Jesús el señor hoy hace muy notable y visible su opción por los que sufren. Entre los dos personajes iniciales de la parábola, señala a Lázaro como quien se va a salvar. El rico no se puede salvar no por ser rico, sino porque no ha sabido ver a aquel que está muy cerca, en la puerta sufriendo.
Hoy Jesús se da a conocer como aquel que está atento a quien está a su alrededor. Mucho más si sufre.
Por último, nos manifiesta lo necesario que es estar abierto a la Palabra, dejarnos interpelar por ella: escuchar a Moisés y a los profetas. Él está realmente abierto.
Hoy podemos contemplar al leer este Evangelio así a Jesús: el hombre atento a su alrededor, atento a quien sufre, y abierto a la Palabra. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco