Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado de la semana XXVI del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Lc 10, 17-24.
Me gustaría detenerme hoy en dos frases de este texto, que. Nos muestran muy bien quién es el Maestro. Aunque hay muchísimo más en todo el texto.
El Señor nos indica que «estemos alegres porque nuestro nombre está escrito en el cielo». Dice Santo Tomás de Aquino que Dios tiene aún más interés que yo mismo en mi propia salvación. Es increíble el intenso amor de Dios hacia nosotros. Por ello nos recuerda donde está escrito nuestro nombre, en el propio corazón de Dios. La invitación de Jesús a sus discípulos a estar alegres es una invitación a vivir y redescubrir ese gran amor de nuestro Dios.
Con ello entramos en la segunda frase que yo hoy resaltaría: «dichosos por ver lo que veis». Descubrir quién y como es Jesús realmente es un privilegio, como Él mismo dice. Él nos remite a descubrir el gran interés del Padre por nuestra salvación. Descubrimos al ver a Jesús a un Dios que es intensamente Amor.
José Luis, vuestro Párroco