Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles de la semana XXXI del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Lc 14, 25-33.
Leer este Evangelio en clave literal puede ser una locura. Leerlo buscando que nos quiere decir Jesús nos puede abrir puertas…y leerlo buscando la experiencia que tiene el Señor al hablar así nos puede llenar de esperanza.
Hoy el Señor nos muestra algunas condiciones para seguirle. Pero creo que adentrarnos en su pensamiento o experiencia nos puede ayudar.
Tanto la primera parte como la última de este Evangelio ( si alguno se viene en pos de mi…quién no renuncia a todos sus bienes…) nos muestra algo propio de Jesús: Él ha puesto todo su corazón, todo su ser, en el Padre. Por ello le busca tan libremente. Y por ello también puede hablar así. Nosotros, ¿donde ponemos nuestro corazón?
Y las parábolas del Rey que va a guerrear como la del constructor de la torre nos plantean: solo podemos caminar detrás de Jesús si realmente nuestras fuerzas, nuestro material, está apoyado en Él.
Leamos este Evangelio, y estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco
