Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes de la semana XXXII del Tiempo Ordinario (Ciclo C).
Lecturas: Lc 17, 26-37.
Creo que hace falta decir que estamos ante un Evangelio complejo. A mí, al menos, me lo parece.
La primera parte de este texto, donde se nos habla de Noé y de Lot, nos orienta hacia el vivir atentos a lo que ocurre: Dios puede «venir» en cualquier momento. O simplemente está presente. El símbolo de que «se los llevan» nos introduce en el sentido de esa presencia de Dios que actúa en la vida.
La segunda parte de este Evangelio va también por ese sentido: ocurren cosas, estemos atentos a ver lo que pasa.
Hoy el Señor Jesús se nos revela de esta manera: busquemos vivir y estar vigilantes, porque Dios está. Jesús vivió así: atento y vigilante a esa presencia de Dios.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco
