Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles II del Tiempo de Adviento. Mateo 11, 28-30
Sorprendente esta afirmación del Señor: «venid a mí». Muy conveniente en estos tiempos tan duros que atravesamos.
Con frecuencia andamos agobiados y angustiados, con el alma envilo. Hoy por la pandemia, otros momentos por otras cosas…pero siempre hay algo que parece ponernos mal…la gran solución: meternos en el corazón del Maestro, lo que Él indica, ir a Él.
Ponernos en silencio ante Él, mostrarle nuestra persona, nuestro ser, poner nuestra vida en sus manos, sentir que estamos en Él, y Él en nosotros. Ir a Él, estar en Él.
Como Él mismo dice «venid a mí». Nada ni nadie nos puede arrebatar la vida qué brota de Él, que da Él. Llamados todos y cada uno a la vida. Vida sin condiciones, igual que su amor es sin condiciones.
Os sugiero que leáis este pasaje del Evangelio, que dejéis que resuene en vuestro interior, y que lo viváis: Él nos dice «venid a mí»; escuchad esas palabras. Van referidas a cada uno. Y que le pidamos «Maestro, déjame ir a ti, fuente de la vida y la verdad»
«Déjanos ir a Ti, estar en Ti»
José Luis, vuestro Párroco