Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles III del Tiempo de Adviento. Lucas 7, 19-23
Ante la pregunta de los enviados del Bautista, Jesús no responde, hace. Y después les envía a decir simplemente lo que realiza.
Efectivamente, más que declaraciones más o menos dogmáticas o teológicas, más que imponer un estilo u otro, más que buscar una imagen u otra, nos hace falta vivir. Y, en la vida, en nuestra actuación y obrar cuando lo hacemos con autenticidad, podemos encontrar quién somos realmente.
Los enviados y Juan encuentran la respuesta en las obras que hace Jesús, que no las realiza como un actor en una representación, sino movido por Aquel que le envía, el Padre.
Hoy se nos convoca a contemplar al Maestro, tal y como es: Aquel que libera, sana, llena de vida. Contemplar a Jesús en su forma de vivir. Contemplarle para llenarnos de el. Porque esta fuente de vida, la Única fuente de la vida, habita en nosotros realmente.
Llenarnos de Él para vivir con Él, y hacer en nuestro mundo lo que hace Él.
José Luis, vuestro Párroco