Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes después de Navidad.
Lecturas: Lucas 2, 22-35
Volvemos al Evangelio del domingo pasado, la presentación en el templo.
Estos días se nos invita, por ello la repetición, a contemplar el misterio del Dios hecho hombre. Volver a las fuentes, para empaparnos en ellas.
Hoy este encuentro lo podemos ver desde la perspectiva de las palabras de Simeon: luz para alumbrar a las gentes.
Caminamos a veces entre sombras y tinieblas. Hoy la pandemia nos hace caminar con miedos, las mascarillas son un símbolo de ese miedo, y de comenzar a considerar al otro como un peligros. No es que no haya que cuidar los encuentros, y respetar las normas de higiene y seguridad. Pero sí que hay que caminar confiados. En última instancia, nuestra vida está en las manos de Dios. Y nada hay que pueda atentar a lo más hondo y real de nuestra vida. La epidemia y la situación que estamos viviendo, nos puede llenar de miedo. Cierto. Pero también es cierto que con nosotros está Uno que transforma nuestro miedos y oscuridades.
Podemos dejar resonar esas palabras en nuestro interior, y pedirle que sea nuestra luz, que ilumine nuestras tinieblas.
Contemplemos al Señor, luz de luz.
José Luis, vuestro Párroco