Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes semana I del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 1, 29-39
Un pasaje evangélico para leer y releer, y llevarlo a nuestro interior. Estos comentarios, repito, no tienen otro objetivo: contemplar el Evangelio, contemplar a Jesús para vivir día a día unidos con Él.
Hoy Marcos nos presenta a Jesús inmerso plenamente en su misión. Me gustaría fijarme en dos detalles: «le tomó de la mano».
Sentir así a Jesús: nuestro Dios nos conoce, sabe quién somos, nos ama tiernamente, y «nos toma de la mano».
A aquella mujer la devolvió la salud. Hoy el Señor a cada uno nos toma de la mano, y nos va sanando por dentro, si le dejamos; nos llena con su amor y su presencia. Podemos imaginar cómo a aquella persona la estrecha la mano, y como a cada uno nos mira y nos abraza. Porque Él lo hace realmente.
El otro detalle es la frase que dice el Maestro: «para eso he venido». Nuestro Dios no tiene otra tarea que anunciar su proyecto, esto es salvar a toda persona, salvar el mundo: «vayamos a otra parte».
Dos detalles que al leer este Evangelio nos pueden ayudar a vivir unidos a Él: nos toma de la mano, nos trae la salvación. A todos. Nadie está excluido de la salvación de Dios. Absolutamente nadie.
José Luis, vuestro Párroco