Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes semana I del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 2, 1-12
Un relato típico de Marcos: suele iniciar un acontecimiento, introduce otro por en medio, y acaba con el primero. Una especie de bocadillo.
Este Evangelio hoy nos indica por un lado la misión de Jesús, que desde la sanación de la naturaleza humana, planifica y efectúa la sanación espiritual, la interior del hombre. Su tarea y misión es sanar.
Y por otro, la contemplación de la inquietud humana. La tuya y la mía, la de todos: a Jesús, al Señor se le puede encontrar. Hay muchos que le buscamos. Y le encontramos en la comunidad. A pesar de las dificultades, le podemos encontrar. Marcos hoy utiliza un símbolo casi imposible: ¿es normal, y posible, que cuatro personas suban a un tejado con una camilla y un paralítico, y rompiéndolo, bajen al paralítico con camilla incluida?¿No sería mejor pedir que se apartasen?
También vemos cómo Jesús rechaza la estrechez mental y la intransigencia: ¿… qué es más fácil…?
Hoy se nos llama a contemplar así al Señor: Él es Aquel que puede traernos la salvación plena, que se deja encontrar, y que rechaza la condena. Es el Señor.
Contemplemos a nuestro Dios.
José Luis, vuestro Párroco