Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes semana VII del Tiempo de Pascua.
Lecturas: Jn 16, 29-33
Hay una frase que me llena de paz: «no estoy solo, conmigo está el Padre».
Creo que está experiencia de Jesús hoy se nos puede extender a cada uno de nosotros: no estamos solos, el Misterio de amor que Jesús descubrió como el Abba, el Padre que nos ama tiernamente, nunca nos deja solo. Jesús no solo es el Dios con nosotros, el Hijo del Padre, sino también el auténtico modelo de creyente que nos revela esa presencia misteriosa y real de Dios en nuestra vida.
No está solo, no estamos solos. Es más, Él, Jesús de Nazareth, habita realmente en nosotros.
Hoy, en la espera de celebrar Pentecostés, se nos llama a estar abiertos a su Espíritu, a su ser, y a sentir y vivir que no estamos solos.
Vivamos así.
José Luis, vuestro Párroco