Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado semana XIII del Tiempo Ordinario,
Día 3 de junio, fiesta de Santo Tomás Apóstol.
Lecturas: Jn 20, 24-29.
Me gusta saborear en este tiempo ordinario, en pleno verano, recordar esta lectura tan propia de Pascua.
Por un lado, la actitud de Jesús: está realmente entre sus discípulos y aquellos a quienes Él quiere profundamente. Esos mismos que hace muy poco le han traicionado y dejado solo, que tienen miedo, y están muy inseguros, encerrados…
El mismo Tomás no cree… ¿cómo va a estar vivo Aquel a quien han visto colgado de un madero, y al que han sepultado? Alucinaciones.
Y, sin embargo, Jesús elige y se acerca, toma la iniciativa y va a ellos, va a él. Y no hace otra cosa que desear la paz.
Me gusta contemplar las actitudes del Maestro.
Podemos hoy visualizar este pasaje, meternos dentro, oír el diálogo entre Tomás y Jesús, y, cada uno, podemos también preguntarle: ¿estas vivo, mi Señor? Dame fuerza para creer.
También podemos decir con Tomás: «Señor mío y Dios mío». Digámoslo convencidos, y dejemos resonar estas palabras en nuestro ser.
Oremos y estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco