Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes semana XV del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mt 11, 20-24.
Otra vez un texto peculiar. Sin embargo, creo, que más allá de la reprensión o riña de Jesús, podemos ver el mensaje más hondo de este Evangelio: la presencia del Señor en la vida de estas ciudades, y la apertura a Dios.
Con este pasaje evangélico hoy el Señor nos llama a reconocer su presencia real en nuestra vida, y a estar abiertos a Él.
Jesús vivió como nadie la apertura al Misterio. Estas ciudades no quisieron estar abiertas a Él. ¿Y nosotros? ¿Deseamos cada uno vivir la apertura a la presencia del Señor?
Él está, Él nos llama, Él obra en nosotros. Pidamos la gracia de reconocer su presencia, y dejarnos inundar por Él.
Estemos en silencio con el Señor de la vida, el Señor de nuestras vidas.
José Luis, vuestro Párroco