Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves semana XVIII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mt 16, 13-23.
Otro pasaje bellísimo del Evangelio.
Me admira la gran libertad interior y exterior de Jesús: igual que llama bendito a Pedro por lo que se deja hacer por parte de Dios, le recrimina cuando se opone a su proyecto de total entrega (aparta de mi vista, Satanás). No se queda en quedar bien.
Hoy encontramos a un Dios que se revela en Jesús como el Dios que nos implica e interpela (¿quién dice la gente, y vosotros, que soy yo?), cuyo proyecto es vivir el amor desde la entrega hasta la muerte, aunque se tenga que oponer a la autoridad (todo ello por ser fiel a su proyecto de presentarse como servidor que nos envía a servir, y revelar a un Dios paterno y materno); un Dios que confía en el ser humano, consciente de nuestra debilidad (como vemos que hace con Pedro), y un Dios tremendamente libre, que no busca que le aplaudan, sino ser en verdad.
Sería bonito que leyéramos el pasaje, que lo visualizáramos, lo saboreemos, y que contemplemos al Maestro.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco