Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves semana XXII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 5, 1-11.
Este Evangelio es maravilloso.
Yo dedicaría tiempo para leer y releer y contemplar y saborear todo este pasaje evangelico. Visualizarlo e introducirme en él.
Pero también dedicaría un tiempo a descubrir la gran experiencia religiosa de Pedro: acoge al Señor, le escucha, le hace caso, se sorprende y se admira: la creatura ante el esplendor y grandeza de Dios. Pedro se sorprende y admira, se siente un pobre hombre..
Hoy podemos también, por tanto, admirar la grandeza de Dios manifestada en Jesús: un Dios que tanto ama a las personas, que tanto nos ama, que se hace uno igual que nosotros, pero que siempre va a ser absolutamente mayor. Admirable: un gran abismo insondable, una gran eternidad, un gran Misterio. Lo totalmente otro.
Os invito a saborear este pasaje evangélico, y a admirar a nuestro Dios. Un Dios increíble y alucinante. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco