Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado semana XXIII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 6, 43-49.
Este pasaje evangélico nos puede llevar fácilmente a pensar cómo es nuestra vida, que frutos damos, como somos…
Pero creo también que lo podemos ver alejado de moralismos: es realmente una invitación a desear estar enraizados en Jesús, a poner en Él nuestros cimientos, poner en Él nuestro corazón, y ser como esa casa cimentada sobre Él.
Estoy convencido que habita y está en nosotros. Cuando nos asomamos a nuestro interior, podemos percibir y sentir su Presencia. Nuestra oración hoy podía ser de petición: déjame, capacítame, Señor, para sentirte y engancharme fuertemente a Ti. Repito, ser como esa casa cimentada en Él.
Ser como un recipiente que le contiene, vivir unido a Él, a la fuerza nos lleva a vivir como Él, dar frutos que lleven vida donde estamos…
En silencio, releamos este Evangelio, y vivamos con Él.
José Luis, vuestro Párroco