Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves XX del Tiempo Ordinario. Mateo 22, 1-14
Podemos hoy contemplar esta parábola como la llamada de Dios a vivir el amor: nos convoca a vivir una boda.
Una vez me explicaron, y creo que será cierto, que la Eucaristía es un banquete de bodas: Dios se casa con su pueblo. El mantel blanco se utilizaba en la antigüedad en los banquetes de bodas.
Hoy el Señor nos convoca a su boda con nosotros mismos. Para que la boda sea auténtica y válida hace falta amor. Si no, no es posible un matrimonio. Dios siempre es autenticidad, verdad, luego el amor no falta. Sí nos hace falta dar una respuesta de igual autenticidad, desear ser amados, responder amando, dejar que el Amado se meta en nuestra vida, en nosotros, en nuestro ser.
Fuera de connotaciones moralistas, responder a esa convocatoria es responder a ser amados, al deseo de ser amados, y a desear amar. Dejarnos amar por el Amor. Responder con un si, aceptar.
Estar en silencio ante esta Palabra, y dejarnos amar por Él. Esta es la auténtica respuesta.
José Luis, vuestro Párroco