Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves semana XXIX del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 12,49-53
Un texto complejo. El Señor se muestra como causante de división y conflicto. Todo lo contrario de lo que estamos acostumbrados, de lo «normal».
Ahora, bien, ¿qué pretende Jesús al hablar así?
Creo que el texto nos vuelve a mostrar el corazón del Maestro: un deseo ardiente (nunca mejor dicho) de desear que el mundo entero esté inflamado, lleno, rebosante, del Espíritu de Dios.
Jesús también ha vivido el conflicto: su propuesta le ha ocasionado choques, y nos avisa que aquellos que respondemos a su llamada, a nuestra vocación, también seremos «carme de conflicto», como Él mismo.
De aquí que nos urja al vivir nuestra fe el estar hondamente unidos a Él, vivir sintiendo que Él habita en nosotros, tomar conciencia de ello, sentirle a Él. Y desear como Él, que nuestro mundo esté inmerso en Él.
José Luis, vuestro Párroco