Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes XXI del Tiempo Ordinario. Juan 1, 45-51
Fiesta de San Bartolomé, apóstol
Creo que hay dos ideas fundamentales en este texto para contemplar: “ven y lo verás” y “te vi”.
Acercarnos al Señor es fundamental en nuestra vida de fe: nuestra fe tan solo vive en la medida en que tenemos una experiencia de acercamiento al Señor. Solo vivimos cuando realmente nos acercamos al Maestro.
Pero antes de acercarnos a Él, Él ya nos ha visto, y ha visto nuestro corazón.
No tengo ni idea de que fue lo que hacía Bartolomé debajo de la higuera: un rato de oración, una limosna, una obra buena…lo que si sé es que sería algo importante para él. Algo para él que se sabe que está en presencia de Dios. Importante para él. Por ello reconoce a Jesús cuando se lo dice.
Creo que el Señor nos mira, y ve lo más íntimo nuestro, los anhelos más íntimos y nobles de nuestro corazón, de nuestra persona, de nuestro ser. Nos mira, nos ve, nos comprende, nos alienta. Igual que hizo con Bartolomé.
Esta fiesta de San Bartolomé nos motiva a contemplar este Evangelio, y a saber que Dios nos mira de una forma muy especial. Dejémonos mirar y admirar por Él. Igual que hizo con Bartolomé. Tengamos esa experiencia de encuentro con el Señor. Ven y lo verás.