Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles semana XXXIV del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 21, 12-19.
La gran revelación de este pasaje evangélico es el reconocimiento de la presencia de Dios en nuestra vida..
Vivir como discípulos nos puede traer dificultades. El estilo de vida de Jesús, la fidelidad a su llamada puede acarrear contradicciones y problemas. La búsqueda de la igualdad, la justicia y la paz, vivir amando y siendo para los demás, como hizo Jesús, nos puede traer dificultades. Son embargo, Él nos recuerda que está con u en nosotros.
Jesús mismo vivió esas dificultades (recordemos como murió), pero sintió como nadie la gran presencia del Padre. Así pudo vivir su propia entrega y pasión.
El siempre va por delante, y El siempre está.
Hoy se nos llama a contemplar este Evangelio sabiendo que El está en nosotros, y nunca nos deja solos. Aún en los momentos de dificultades, y de aparentes fracasos, El siempre está.
Estemos con Él. Pongamos nuestro ser en sus manos.
José Luis, vuestro Párroco