Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes después de Navidad. Ciclo C
Los santos inocentes, mártires
Lecturas: Mt 2, 13-18.
Un relato tan lejano y tan cercano a la vez. La historia está llena de Santos Inocentes. Hoy sigue habiendo muchísimos. Comenzando con la masacre de niños no nacidos. Se le llama «interrupción voluntaria del embarazo», porque, con cierto pudor, no nos gusta decir aborto. Suena mejor lo otro… Una preciosa muestra de hipocresía. Y que encima se le llame derecho…
Pero la existencia de los Santos Inocentes no se queda aquí. Hoy hay en muchísimo número en todo el mundo. Y ha habido, repito, en toda la historia.
Hoy en este Evangelio podemos descubrir de qué es capaz el ser humano con tal de mantenerse en el poder, o en una situación.
A niveles más de andar por casa: ¿de qué somos capaces para estar en «mis» cosas? Tanto de forma activa, como de forma pasiva («no hacer caso de…» lo que se llama clásicamente, la omisión)
Hoy podemos ver también, como contrapartida, el estilo de nuestro Dios: un Dios respetuoso con la historia y con todo ser humano (¿no podía haber matado al tirano?), que busca no condenar y salvar, y que mueve lo que sea (aún en sueños), para que su plan de salvación pueda llegar adelante. Nuestro Dios muy empeñado en nuestra salvación.
Podemos leer despacio este pasaje, descubrir lo atroz que podemos llegar a ser, y lo especial que es nuestro Dios. Y pedirle que cambie nuestro corazón para ir teniendo un corazón de carne, con sentimientos de amor, como el suyo.
José Luis, vuestro Párroco