Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado semana VI del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 9, 2-13
Me gusta este Evangelio. Mucho. Una franca invitación por parte de la Palabra a contemplar y a escuchar. Escuchar para contemplar.
Marcos relata este acontecimiento buscando como invitar a los lectores a la contemplación de Jesús: suben a una montaña, símbolo de ir al encuentro con Dios, con los más íntimos, centrado Jesús entre lo más importante de la fe judía, Moisés, la ley, y Elías, los profetas, brillando, con luz propia.
Y en mitad de toda esta escena, el Misterio insondable, una nube que oculta lo profundo, presenta al Hijo, lo más íntimo para una Madre, para un Padre: «este es mi Hijo, escuchadle».
La Iglesia nos propone hoy este pasaje evangélico invitándonos a contemplar al Señor, a estar con Él. Cómo les caló a los discípulos, que lo recordarán toda la vida.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco