Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves semana VII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 9, 41-50
Sería una locura tomar este pasaje de forma literal.
Sin embargo, tiene mucho que aportarnos: una invitación al seguimiento radical de Jesús. Radical no como intransigencia, sino desde la raíz, enraizados en el Maestro.
Jesús es realmente aquel que siempre hace el bien, que deja atrás todo aquello que le impida realizar el bien y la verdad. Es Él quien auténticamente centra su vida en el misterio de amor que es el Padre, en su proyecto del Reino, entendido tan solo desde el amor que nos empuja a trabajar en favor de los demás, de buscar la dignidad de todo ser humano, mujer o varón. Una vida plena en el amor, en Dios. Por ello este pasaje nos vuelve a revelar quién es el Señor, como vive Jesús. Esos verbos que utiliza tan drásticos solo se pueden entender como la vivencia de la determinación de estar de todo en comunión total con el Padre.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco