Domingo de la semana IV de Cuaresma. Ciclo C.
EL HIJO QUE NO ERA PRÓDIGO
Se abre la liturgia de este domingo «Laetare» con una invitación a la alegría pascual, aunque aún estemos a la mitad de la Cuaresma. Hoy se proclama una de las parábolas más entrañables y conocidas, la del hijo pródigo. Siempre me ha llamado la atención esta denominación, cuando el texto evangélico comienza así: «Un hombre tenía dos hijos…». Creo que se debería hablar de los dos: del que se marchó de casa y del que se quedó en ella, pues en ambos podemos estar reflejados con nuestras actitudes contradictorias. Comprendo que es más fácil hablar del que está lejos de casa, porque parece que se refiere a los demás.
La gran enseñanza del hijo pródigo es su retorno, verdadera catequesis de lo que es el dinamismo penitencial, la conversión auténtica, lo que llamamos confesión, que tiene los pasos siguientes:
1) darse cuenta de que hemos derrochado nuestra fortuna y vivimos perdidamente;
2) recapacitar y soñar la abundancia de la casa paterna;
3) examinarse para saber lo que hay que manifestar acusándose pecador;
4) ponerse en camino, cumplir la penitencia previa de desandar nuestros malos pasos y
5) confesarse diciendo: «Padre, he pecado…».
Solamente cuando ha acabado todo el proceso de…
Tomado de la “Hoja” llamada HOY DOMINGO que nos ofrecen varios sacerdotes desde el Arzobispado de Madrid en su servicio de liturgia. Para leer el texto completo y más información para la semana, hay que entrar en este vínculo: hoja hoy domingo para este día