Para leer el Evangelio: jueves 3 septiembre 2020

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Jueves XXII del Tiempo Ordinario.  Lucas 5, 1-11

Nos cuenta San Lucas las primeras llamadas a los discípulos. Creo que son palabras llenas de unción de Espíritu Santo.

No hay desperdicio en todo este pasaje, y, como tantas veces, es un relato para contemplar, releer y saborear, visionar e imaginar, y meternos dentro de este acontecimiento:

Jesús en la barca, enseñando y hablando. Después dirigiéndose a Pedro y sus compañeros, a estos echando redes y recogiéndolas, asombrados, y luego, dejando todo y queriendo estar con el Maestro, aquel en quién descubren algo más y especial, mucho más que en otras gentes…

Repito, es para contemplar y saborear todo este pasaje.

Me gustaría además hoy oír las palabras que dice el Señor: «rema mar adentro».

A veces pasamos por la vida de puntillas, por encima, como si fuera un escaparate, y no nos paramos a vivir la vida en plenitud. Las prisas y la multitud de ocupaciones, preocupaciones y tareas que nos imponemos (a veces artificialmente), nos pueden impedir adentrarnos en la vida, vivir en el espesor de lo real, no caer en la cuenta de quién somos auténticamente…

Estás palabras de Jesús nos invitan a detenernos, gozar, saborear, vivir. Sentir la vida en nuestro ser, en nuestra respiración, y sentir a Dios muy presente en nuestra persona, en nuestro ser, en lo más íntimo de nuestro yo. Una Presencia que nos hermana y une con todo ser humano, con toda la creación, con toda la realidad. Remar mar adentro. Vivir. Respirar.

Contemplemos hoy a Jesús así: en nuestra cotidianidad, nos pide que «rememos mar adentro», nos sumerjamos en Él

José Luis, vuestro Párroco