Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado de la Octava de Pascua.
Lecturas: Mc 16, 9-15.
El Señor Jesús no deja de manifestarse: los discípulos, varones o mujeres, le sienten cerca, vivo.
Pero además les alienta, nos alienta, a ser como Él: nos cuenta este pasaje evangélico que les echa en cara su incredulidad y dureza de corazón: tal vez se nos esté revelando como que Él es la persona creyente por naturaleza, la persona que se fía del Padre, y a la vez, tiene un corazón abierto, sensible, no de piedra, sino de carne, con sentimientos profundamente humanos. Esto se lo echa, nos lo echa, en cara: nos invita a ser como Él. Confiados en Dios, y con un corazón lleno de humanidad. Como Jesús.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco