Domingo II de Pascua, la Divina Misericordia (ciclo C).
Lecturas: Hch 2, 42-47; Sal 117; 1Pe 1, 3-9; Jn 20, 19-31 .
Las lecturas de hoy son entrañables: nos hablan de la presencia del Señor en mitad de la comunidad, de la Iglesia.
San Juan nos presenta al Señor en mitad de su grupo de discípulos: temerosos, encerrados, confundidos. En medio de ellos, está el Señor.
No hay reprensiones ni riñas, solo el deseo fuerte e intenso de paz por parte de Jesús.
Tan fuerte es ese deseo, que les da lo más íntimo de Él, lo que le sale de sus entrañas, representado en su aliento: su propio Espíritu, su ser.
Esa presencia les hace nuevos, y les llama a una vida en comunidad desde el amor, como indica el autor de los Hechos de los Apóstoles. Vivir como indica este pasaje de San Lucas, es vivir la presencia amorosa del Espíritu de Jesús que nos convoca a vivir en la comunidad, en la Iglesia, con ese estilo y talante, el del amor.
Esa presencia nos llama a vivir desde la esperanza, como dice San Pedro en su carta: en medio de las dificultades, pongamos nuestra vida en el Padre, Él desea nuestra vida, Él es la fuente de la esperanza.
Hoy podemos leer despacio estas lecturas, contemplar este Evangelio, y dejarnos empapar por su Presencia real en nuestra vida que nos dice a cada uno: «la paz este contigo»
José Luis, vuestro Párroco