San Leandro (13 noviembre)

San Leandro nace en Cartagena en el año 534 y fallece en Sevilla en el año 600 ó el 601. Era hijo de una notable familia. Su padre, Severiano, hispanorromano con antecesores griegos y su madre, Teodora, visigoda. Es hermano de: San Isidoro de Sevilla, San Fulgencio ( Obispo de Ecija y Cartagena ) y Santa Florentina ( Abadesa de varios conventos).

La llegada de los bizantinos al levante peninsular provocó que la familia se desplazase a Sevilla, el padre de Leandro apoyaba a Agila, rey visigodo, mientras los bizantinos tenían como aliado a Atanagildo.

Una vez en Sevilla y al fallecer sus padres, Leandro quedó como cuidador de sus tres hermanos pequeños, si bien cuando hubo cumplido esa función y estos ya no precisaban tutor, ingresó joven en un monasterio. Tenía fama de persona simpática, inteligente y buen orador. Como estudió con los mejores profesores de su época, procuró dar a sus hermanos una educación tan extensa como la que él mismo tenía. Todos ellos abrazaron la vida religiosa.

Cuando falleció el obispo en el año 579, los sacerdotes y el pueblo nombraron al monje Leandro obispo metropolitano de Sevilla por aclamación popular y sustituido el 599 por su hermano San Isidoro como ordinario de la diócesis hispalense. A su influencia se debe la conversión de San Hermenegildo al catolicismo (que ya profesaba su esposa)  abandonando la fe cristiana arriana (negaban la divinidad de Cristo) que era la que profesaban los visigodos.

Hermenegildo envió a Leandro a Constantinopla para conseguir apoyos a favor de su causa para ser rey visigodo. En Constantinopla conoció a Gregorio, vicario del Papa ante el emperador y elegido años después Sumo Pontífice; la historia le conoce como San Gregorio Magno. debiendo el apodo de “magno” a su talento y erudición. Fueron amigos que se escribían para consultarse y aconsejarse mutuamente.

La proclamación de Hermenegildo como rey, provoca una guerra civil entre godos que acabó con la victoria del rey Leovigildo (padre de Hermenegildo), el exilio del Obispo y el apresamiento y posterior asesinato del rebelde Hermenegildo, considerado mártir por no renegar de su fe católica y canonizado.

Una vez llega a Sevilla Leovigildo, destierra a Leandro, pero no se atrevió ni a quitarle la mitra ni a matarlo, como pedían algunos nobles visigodos que veían en él al instigador de la revuelta de Hermenegildo. El propio Leovigildo, a punto de morir, le levantó el castigo y le encomendó que cuidara a su hijo Recaredo, el motivo no fue otro que Leandro era el mayor talento que había en la Iglesia hispana (y en Hispania entera), y Recaredo necesitaría su apoyo y su ayuda una vez en el trono.

Sin Leandro y sin Recaredo no se hubiera convocado el año 589 el III Concilio de Toledo, ni tampoco se hubiera llegado al entendimiento con los obispos arrianos. Leandro se había pasado su estancia en Constantinopla estudiando para conocer a fondo el poso doctrinal e histórico del arrianismo. Sin sus esfuerzos es difícil pensar que se hubiera llegado a un entendimiento entre católicos y arrianos.

De Leandro escribió su hermano Isidoro: “ Leandro, hijo de Severiano, de la provincia Cartaginense de España, fue monje de profesión, y siendo monje fue nombrado obispo de la iglesia de Sevilla, en la provincia Bética; hombre de conversación suave, de ingenio brillantísimo, ilustrísimo por su vida tanto como por su ciencia, hasta el punto de que su fe y por su habilidad el pueblo de los Godos volvió de la herejía arriana a la fe católica ” [ De viris illustribus ]

Leandro en este segunda época en Sevilla, fue consejero del rey Recaredo que abandonó el arrianismo abrazando la fe católica y convocó un Concilio en Toledo, el tercero, en el cual se instituyó el catolicismo como religión oficial de la España visigoda y se introdujo la recitación del Credo de Nicea en la Misa para ayudar a reforzar la fe. También se dictaron leyes que buscaban la santificación y formación de los sacerdotes y los fieles cristianos. Además se unió a toda la iglesia hispana bajo una misma liturgia, la  Hispano-visigoda (llamada actualmente mozárabe) y una misma doctrina (la católica). Clausuró el Concilio con una hermosa homilía que se conserva.

Junto con su hermano constituye la vanguardia cultural e intelectual de la etapa visigoda en España, siendo equiparables sus figuras históricas al auge que tuvieron las ciencias y las artes durante el renacimiento.

De la importancia que para Sevilla tuvieron los dos hermanos, San Leandro y San Isidoro, baste el detalle de que ambos, junto con San Fernando, figuran en el escudo de la ciudad.