Para leer el Evangelio: viernes 21 de agosto 2020

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Viernes XX del Tiempo Ordinario.  Mateo 22, 34-40

Recogiendo una cita del Deuteronomio, del Antiguo Testamento, Jesús hace realmente una página muy bella.
Por un lado la igualdad entre el amor al prójimo, al otro, y el amor a Dios. No podemos amar a Dios y no amar al prójimo. Y al revés, también: quien ama a la otra persona, ama a Dios…incluso aunque no lo reconozca.
Por otro lado, creo, está la afirmación muy cristiana de la Presencia de Dios en el prójimo: si amamos a uno de los dos, amamos a ambos, porque ambos están íntimamente unidos, la otra persona está habitada, llena de la Presencia de Dios. Igual que tú y yo lo estamos. Reconocer esa Presencia es maravilloso. Con todas nuestras limitaciones y fragilidades, Dios habita en cada uno de nosotros.
Hoy se nos convoca a leer este Evangelio, a reconocer esa Presencia en nuestra persona y en la de los demás. Y a caer en la cuenta de que los demás, Templo del Espíritu, como diría Pablo de Tarso, nos unen realmente con Dios.
Contemplar este Evangelio, pedir capacidad para amar. “En todo, amar y servir” Saborear internamente estas palabras.

José Luis, vuestro Párroco